PLANETA RICA - SAHAGUN

En la noche me fui a un puestecito que preparaba platos calientes, para probar la sopa de mondongo que me habían recomendado, estaba sabrosa, aquí las sopas tienen buen fondo. Para comer un segundo me fui a un asador de pollos, en el que me lleve una sorpresa, pedí un muslo de pollo y me lo trajeron bien doradito con yuca y plátano, pero no se acordaron de los cubiertos, así que se los pedí, y me dijo la mesera, - señor no los necesita ya le he dejado unos guantes en la bandejita de las servilletas, era verdad habia unos guantes hospitalarios, así que le dije - si no le importa me lo comeré directamente con los dedos para no perder sensibilidad, con una sonrisa y un ¡ a la orden ¡ me dejo degustando al joven gallo.
Mientras desayunaba en una terraza podía ver como la vida de Planeta Rica se despertaba, los aguadores con sus carros tirados por un caballo abastecían de agua las casas que no disponen de enganche a la red. Las jeepas (viejos jeep) inician la recogida de viajeros y bultos cargándose hasta que ya no hay espacio físico como para que pueda entrar una gallina, no veía estos vernáculos vehículos desde la visita a Guatape y la zona cafetera de Caldas hacia Manizales.
Eran las 10 de la mañana cuando me subía a la bicicleta con dirección a Sincelejo, en los primeros kilómetros había buena arborización en el camino, se puede ver una buena muestra de los gigantes de Colombia, árboles como el bonga, el camajon sus pepas se comen a la brasa, el higo siempre peleando con las trepadoras o el chitu, también mas pequeños pero con mucha sombra como el guacamayo o el totumo cuyo fruto grande y redondo se utiliza para hacer cuencos y cucharas. Son habitules tambien pequeños puestos para vender panelas (un dulce compacto envuelto en hoja) en la orilla de la carretera.
Como en días anteriores el calor es intenso, la computadora de la bicicleta marca 43 grados, 40 si me siento a la sombra de un orejero, otro de los titanes del país. En la zona hay abundancia de mosquitos, ya hace un par de días que me vi obligado a poner en marcha los dos aparatos antimosquitos solares de ultrasonido, uno lo llevo en el pantalón de calle y otro colgado del manillar de la bicicleta, de la que no me puedo separar mucho cuando paro porque enseguida se me echan encima, parece que estuvieran esperando la ocasión para darme una dentellada, porque aquí no pican aquí muerden. Por otra parte en esta zona vive la señora de Anopheles, muy hematófaga ella, que se encarga de que la malaria vuele por el mundo.
La carretera son dientes de sierra continuos, esto produce una situación de desconcierto porque es complicado mantener un ritmo sobre la bicicleta, este tipo de carreteras o el aire de contra pueden suponer verdaderas pesadillas para el que viaja en bicicleta, la única forma de combatirlas es conservando una buena concentración mental. Por eso es muy importante para este tipo de aventuras venir preparado sicológicamente, es un entrenamiento hacia dentro en el que se trata de hacer visualizaciones de aire en contra, puertos, toboganes, incluso lluvia y verte dominando lo adverso.
Faltaban como 20 minutos para llegar a Sahagun y el cielo se empezaba a oscurecer, no hizo falta esperar mucho tiempo par empezar a ver los motoristas que venían en dirección contraria, guarnecidos bajo una capa impermeable, era el momento de guarecerse bajo el dintel de entrada a una casa. Detrás de ellos las primeras gotas y después toda la fuerza de la tormenta, unos niños llegaron corriendo de la carretera a refugiarse a mi lado, venían totalmente calados como si saliesen de bañarse del río. Después de unos minutos dejo de llover y decidí intentar llegar al menos hasta Sahagun a falta de diez minutos para llegar empezó a llover de nuevo pero decidí continuar aun a riesgo de mojarme. Llegue a Sahagun pasadas las cuatro de la tarde mojado pero con el equipaje seco que era lo importante. Me hospedo en un hotel limpio, que se llama S & S 7€ esta después de la parada de autobuses Brasilia, empresa encargada de comunicar por tierra con Venezuela. En la misma parada hay una chiringuito donde poder comer de menú 2€.
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Maria Cristina Ibarra -