DAVID - FRONTERA - CIUDAD NEILY (Costa Rica)

Creo que la reparación del portabultos puede aguantar al menos hasta que pueda darle una solución mas sofisticada. Antes de salir de David he ido caminando hacia el parque, para sacar dinero en un cajero automático y hacer algunas compras de última hora. La ciudad estaba en plena ebullición, los mercadillos estaban montados, ofreciendo mercancías de las más dispares, desde una piña hasta una vieja bisagra.
De regreso al hotel me tomé un café en el restaurante América desde donde estuve mirando por un rato todo el tropel de pasajeros que deambulaban de un lado a otro buscando o esperando su transporte; marineros de agua dulce, gentes corrientes e indígenas NGnobe/bughe dentro de una Terminal grande en la que los ayudantes de conductor venden a voz en alto los destinos, como si fueran naranjas.
La carretera es llana con algunas subidas leves, los arcenes están muy mal hasta La Concepción, a partir de este punto son de ancho normal, con firme totalmente nuevo.
La reparación del portabultos parece que resiste las vibraciones y el peso de las alforjas, pero la computadora de la bicicleta se queda en blanco, esto me deja sin orientación de kilómetros, velocidad y temperatura en tiempo real. Aunque aquí hay señalización que te dice lo que falta para el siguiente punto importante, esta cada muchos kilómetros, así que tengo que parar más a menudo, para medir las distancias parciales en el mapa.
Faltan siete Km. para la frontera, el cielo comienza a oscurecerse, a los pocos minutos cae un chaparrón que me obliga a refugiarme en una parada de bus durante una hora, la lluvia duro como unos 20 minutos pero la carretera tardo otros tantos en secarse.
Unas últimas lomas llenas de vallas publicitarias anunciando los bajos precios de la zona libra y se ve la frontera al fondo, es el paso Canoas. Llego ya justo de tiempo pues esta cayendo al tarde, necesito al menos dos horas para llegar a mi destino si no quiero hacerlo de noche. El paso Canoas es como un pequeño pueblo dedicado exclusivamente al comercio y hostelería, la imagen de personas, coches y camiones mezclados es un poco caótica pero atractiva. La salida, situada bajo los andenes es puro tramite, un sello en el pasaporte y listo. La entrada también es presentar el pasaporte, junto con el típico papel a rellenar que a mi me consiguió un niño que estas por allí y el certificado de vacunación de la fiebre amarilla si vienes de algún país de América del Sur. No se revisa, al menos en mi caso no lo hicieron el equipaje.
De nuevo en marcha, al kilómetro ya impresiona las diferencias entre los dos países. Lo primero que te llega es que Costa Rica huele diferente, a tierra húmeda y vegetación. La vista también acompaña, la vegetación exuberante, formidablemente verde, de nuevo parece increíble como una frontera puede cambiar todo lo que te rodea, parece que las mismas plantas necesitaran de pasaporte para cruzar al otro lado.
La carretera a partir de aquí es llana en casi la totalidad hasta llegar a Ciudad Neily, la primera población de servicios a 18 Km. de la frontera. Aqui me alojé en lo que en Costa Rica llaman cabinas, son como habitaciones a ras de suelo con cama grande y baño completo. Yo después de preguntar un poco me quedo en Cabinas Heileen que aunque la propietaria es un poco seca los precios son los mejores y esta en una zona tranquila. Tienen ducha de agua caliente con el mismo sistema que conocí en Cuba, un calentador eléctrico instalado en la propia alcachofa, aquí a diferencia que en cuba no parece que haya tanto riesgo de electrocutarse.
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luis miguel -